Descripción
Estoy yendo al club con mi padre, llegamos con la misma prisa de siempre, nos apuramos para entrar rápido. Nos bajamos del colectivo a unas cuantas cuadras del club y vamos caminando a una distancia prudencial uno del otro. Sin entender el por qué, me acerco cada vez más a mi padre. Ya cruzamos la plaza en diagonal, él lo hace por el pasto y yo por las piedras. Estamos de frente a la puerta del club, a unos trescientos metros, y hacemos este último tramo caminando por el medio de la calle. Ahora que lo pienso no recuerdo haber hecho ese camino por la vereda, siempre lo hicimos así, por el medio de la calle, viendo la entrada cada vez más cerca. Damos un rodeo y me doy cuenta de que ignoro el nombre de estas calles que, sin embargo, siento conocer de memoria. Es ahí donde le hago una pregunta tan básica como nueva a mi padre; le pregunto el nombre de las calles. Mi padre es un hombre sencillo, tan sencillo que parece arrogante. «Asturias y Fernández… como nosotros», es su respuesta.